En primer lugar nos dirigimos a Berna, que amable, nos recibe con un aguacero que nos insta a ponernos capas impermeables de lo más fashion.
Berna es la capital federal además de capital del cantón que le da nombre y se encuentra situada junto al río Aare y al pie de los Alpes. Su centro histórico está inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Y cabe añadir que luce espléndida vista desde la orilla del río.
Según la leyenda el origen de la ciudad parte de un oso, muerto por el Duque Bercthold justo en el lugar en que se fundó Berna. De ahí que el oso sea el animal que simboliza y representa la ciudad. Hasta hace unos años este símbolo vivo se hallaba en un famoso foso en el interior de la urbe pero fueron trasladados a las afueras de la ciudad a unas instalaciones de mayor calidad.
Visto el símbolo de la ciudad nos dirigimos al centro histórico para ver de cerca la catedral o Munster de estilo gótico tardío que aguarda, majestuosa al lado de unos jardines que miran al Aare. .
Una de las calles más populares y fotografiadas de la ciudad es la Marktgasse, que desciende hacia las afueras de la ciudad flanqueada a ambos lados por una serie de soportales y salpicada en su trayecto de conocidas fuentes.
Curiosos la diversidad de comercios instalados en sótanos a los que se accede cual si fuera una antigua carbonera o leñera.
Nos detenemos también a contemplar la iglesia de San Peter y San Paul en este recorrido.
Cuando la ciudad comienza a llenarse de turistas, los comercios tardíos abren y los murmullos empiezan a hacerse demasiado sonoros nos ponemos en camino hacia Lucerna.
Llegamos al mediodía a la ciudad y nos recibe la iglesia de San Leodegardo, patrón de Luzerna. Se halla ésta en un extremo del Lago de los Cuatro Cantones y junto al río Reuss.
La visita a la ciudad tiene como objetivo principal el puente de madera más famoso de toda Suiza y el más antiguo de la ciudad.
Construido originalmente en el siglo XIV y reconstruido tras el incendio que sufrió en 1993, sus 200 m de largo cruzan el Reuss en diagonal y su torre octogonal se alza en el agua.
Bien diversos han sido los usos a los que se ha destinado esta Wasserturm o Torre del Agua, sea archivo, prisión, defensa, cámara del tesoro…El techo de madera del puente estaba decorado por más de un centenar de cuadros pintados desde 1614 por Hans Wagmann y tan sólo 30 de ellos pudieron ser restaurados tras el incendio.
Llegando a la ribera opuesta del río por el precioso puente nos espera la Iglesia de los Jesuitas, templo de estilo barroco jesuítico del 1666 – 1677 nos llama la atención por las dos torres rematadas en bulbo.
Caperucita roja... :)
ResponderEliminarVeo q disfrutando hasta el último momento, aunque llueva, como debe ser!!
Un abrazooo!!
Cristinaaa!!!! Que alegría le has dado a la caperucita roja al leerte. Espero que tu finde haya sido también estupendo. Miriam te envía un besazo y otro para Jordi.
ResponderEliminarA melonota tambien le ha dado envidia, asi que saluda tambien a Caperutxeta rotja. Jiji!
ResponderEliminarFet!!! Saludada queda ;)
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