Paseando por Zurich

Buenas de nuevo gente!!! Después de un viaje sin incidencias y que no se hizo excesivamente pesado llegamos sobre las 14h a nuestro hotel en las afueras de Zurich. Unas horas de sueño reparador y nos ponemos en marcha para una breve visita a la ciudad. Zurich se encuentra en la llanura central de Suiza, junto al lago que le da nombre y con el río Limmat transcurriendo, caudaloso, por su casco histórico. La ciudad ha sido escogida en dos ocasiones como la ciudad más deseada para vivir. Conjuga la parte más moderna en cuanto a edificios se refiere con la monumentalidad de la que gustan y su amplia variedad de locales para disfrutar.

Nuestro paseo por la ciudad incluyó una pelea con el parquímetro que se resolvió con un empate 1-1 y con una aportación económica al mantenimiento de la ciudad, involuntariamente generosa, en el arduo proceso que nos llevó a desentrañar sus misterios, eso sí, con la ayuda inestimable de dos jóvenes suizas que no escatimaron esfuerzos ni tiempo en explicarnos el funcionamiento. Digamos para los interesados que el proceso consiste en, seleccionar el número de plaza que ocupas (cada parquímetro controla cuatro), introducir moneda hasta obtener el tiempo deseado, y sobre todo no tocar todos los botones para intentar que salga un tiquet que nunca lo hará con el riesgo consiguiente de resetear el tiempo que ya has pagado y perder las monedas previamente introducidas. No es necesario contar más no?

Podemos decir, que a nosotros, que nos confesamos más enamorados de la naturaleza del país que de las urbes, por las que pasamos intentando ver lo esencial pero sin profundizar excesivamente en ellas, Zurich nos ha parecido una ciudad encantadora. Un paseo por una de las calles peatonales dibujadas paralelas al río Limmat nos ha deparado estampas de pintor callejero, el ambiente, lleno de color y vida, invita a disfrutar del paseo de forma tranquila, llenando como en tantas ocasiones los sentidos de placer.
Me gustaría destacar una estampa curiosa que pudimos ver durante nuestro paseo,
en la foto podéis observar una bodega española que acumulaba una aluencia de clientela de la que no gozaba el resto de establecimientos.


Una de las atracciones de la ciudad es la catedral de Grossmünster de la que tan sólo pudimos observar su espléndido exterior que preside, atento, la vida inquieta que la rodea. Cuenta la leyenda que la catedral fue erigida por Carlomagno pues su caballo se detuvo sobre la tumba de San Félix y Santa Régula, mártires cristianos y patrones de la ciudad. Se trata de una catedral de estilo románico, sencilla, sólida y con dos campanarios gemelos, símbolo de la ciudad, originalmente góticos y de madera que tras desparecer en un incendio fueron substituidos por los actuales.

Finalmente, el cielo de Zurich decidió obsequiarnos con una muestra del diluvio universl.tal fue la cantidad de agua que cubrió la ciudad en unos instantes.